La Hermana San Sulpicio Ebook Tooltip

Afbeeldingen

Inkijkexemplaar

Artikel vergelijken

  • Spaans
  • E-book
  • 9781465564375
  • 29 juli 2009
  • Adobe ePub
Alle productspecificaties
  • Je leest ebooks gemakkelijk op je Kobo e-reader, of op je smartphone of tablet met de bol.com Kobo app. Let op! Ebooks kunnen niet geannuleerd of geretourneerd worden.

Samenvatting

A las aguas de Marmolejo. QUIERO contar la historia puntual de un episodio de mi vida que no deja de ofrecer algún interés; aunque mi impericia en el arte de escribir quizá llegue a quitárselo. Los sucesos que voy a confiar al papel son tan recientes, que el eco de sus vibraciones aún no se ha apagado en mi alma. Esto hará seguramente más confusa la narración. No han tenido tiempo a depositarse los sedimentos y no es fácil sumergir en esta época importante de mi vida la mirada y distinguir lo que debe tomarse y dejarse para hacer comprensivas y gratas estas confidencias. Pero, en cambio, palpitará en ellas la verdad, y a su mágico influjo tal vez se disipen y se borren las infinitas manchas que mi pluma habrá dejado caer. Ante todo, es bien que os informe de quién soy, cuál es mi patria y mi condición. Estadme atentos. Confieso que soy gallego, del riñón mismo de Galicia, pues que nací en un pueblecillo de la provincia de Orense, llamado Bollo. Mi padre, boticario de este pueblo, no tiene más hijo que yo, y ha labrado para mí una fortuna que, si en Madrid significa poco, en Bollo nos constituye casi en potentados. Cursé la segunda enseñanza en Orense, y la facultad de medicina en Santiago. Mi padre hubiera deseado que fuese farmacéutico, pero nunca tuve afición a machacar y envolver drogas. Además, en el instituto de Orense observé que mis compañeros tenían por más noble ejercicio el de la medicina, y esto me decidió enteramente a desviarme de la profesión de mi padre. Así que hube terminado la carrera, solicité y obtuve de él, no sin algún trabajo, la venia para cursar el año del doctorado en Madrid, y a la Corte me vine, donde en vez de dar consistencia a mis conocimientos, no muy seguros por cierto, en las ciencias médicas, perdí bastante tiempo en los cafés, y lo que es aún peor, contraje la funesta manía de la literatura. Quiso mi suerte que fuese a dar con mis huesos a una casa de huéspedes donde alojaba también un autor dramático al por menor, esto es, de los que fabrican piezas para los teatros por horas, el cual me comunicó al punto su inmensa veneración por el arte de recrear al público durante tres cuartos de hora, y un desprecio profundo por todo lo que respetaba y ponía sobre la cabeza anteriormente, por las ciencias exactas y naturales y por los hombres que las profesaban. Collantes, que así se llamaba el poeta, sonreía, no ya con desprecio, sino con verdadera lástima, cuando le hablaba de mis sabios maestros de Santiago, y hasta una vez tuvo la crueldad de tirarme de la lengua en el café delante de otros compañeros, literatos también, para que desahogase mi entusiasmo por Tejeiro y otros que a mí me parecían eminentes profesores. Dejáronme hablar cuanto quise, y cuando más acalorado estaba en el panegírico, soltaron a reír como locos, con lo cual quedé fuertemente avergonzado y confuso. Después que se hartaron de reír, pasaron a tratar de sus asuntos de teatro, pero todavía al despedirse me dijo uno de ellos: «Adiós, Sanjurjo, hasta la vista; otro día hablaremos con más espacio del Sr. Tejeiro», lo que hizo estallar de nuevo en carcajadas a sus amigos. La broma llegó al punto de que cuantas veces me encontraban en la calle, nunca dejaban de preguntarme por la salud de Tejeiro; y esto duró algunos meses. No había que hablar a aquellos jóvenes, que se reunían todas las tardes y todas las noches del año en torno de una mesa del café Oriental, de otra cosa que de teatros y comediantes. Conocían cuantas obras dramáticas se habían puesto en escena desde 1830 hasta la fecha, y un sabueso no rastreaba mejor la liebre que ellos las semejanzas o filiación de las que se estrenaban en los teatros de la Corte. Eran peritísimos en el arte de hacer reír al público con pisotones en los callos, derrumbamiento de sombreros, tropezones, baños de agua fría con un vaso que se derrama, y otros recursos análogos que jamás dejan de producir dichoso resultado en el teatro. Sobre todo, algunos de ellos eran habilísimos para formar un enredo, haciendo previamente tontos a todos los personajes por medio de una serie de equivocaciones chistosísimas, hasta que al final uno de ellos, iluminado súbitamente, exclamaba: «¡Ah! ¿Conque usted no es el guarda de consumos, sino el arcipreste de...? ¿Y usted no es el padre, sino el nieto de mi amigo Pérez?... ¡Ahora lo comprendo todo

Productspecificaties

Inhoud

Taal
es
Bindwijze
E-book
Oorspronkelijke releasedatum
29 juli 2009
Ebook Formaat
Adobe ePub
Illustraties
Nee

Betrokkenen

Tweede Auteur
Armando Palacio Valdés
Hoofdredacteur
Anton Rivas
Hoofduitgeverij
Library Of Alexandria

Lees mogelijkheden

Lees dit ebook op
Android (smartphone en tablet) | Kobo e-reader | Desktop (Mac en Windows) | iOS (smartphone en tablet) | Windows (smartphone en tablet)

Overige kenmerken

Studieboek
Nee

EAN

EAN
9781465564375

Je vindt dit artikel in

Taal
Spaans
Boek, ebook of luisterboek?
Ebook
Beschikbaar in Kobo Plus
Beschikbaar in Kobo Plus
Nog geen reviews

Prijsinformatie en bestellen

De prijs van dit product is 2 euro en 99 cent.
Direct beschikbaar
Verkoop door bol
  • E-book is direct beschikbaar na aankoop
  • E-books lezen is voordelig
  • Dag en nacht klantenservice
  • Veilig betalen
Houd er rekening mee dat je downloadartikelen niet kunt annuleren of retourneren. Bij nog niet verschenen producten kun je tot de verschijningsdatum annuleren.
Zie ook de retourvoorwaarden

Lijst met gekozen artikelen om te vergelijken

Vergelijk artikelen